EL HERALDO fue testigo de las precarias condiciones en las que son atendidos los enfermos. Gobierno Lobo sigue sin cumplir transferencias prometidas cuando administración pasó a la UNAH.Este es uno de los panoramas más indignantes en el hospital Escuela, donde el suelo se ha convertido en la camilla de los enfermos de la sala de Emergencia de Medicina Interna. El viernes, EL HERALDO fue testigo de las precarias condiciones y del terrible hacinamiento en el que son atendidos los pacientes de este centro hospitalario. La falta de cupos para su hospitalización ha permitido que aproximadamente 35 pacientes deban permanecer en esta incómoda sala en la que deben soportar su dolor sentados en una silla o, aun peor, acostados en el frío suelo. Esta triste situación se vuelve todavía más inhumana al saber que muchos de estos pacientes, pese a su delicado estado de salud, han esperado durante ocho días para ser ingresados.
En carne propia: Este es el caso de don Rafael de Jesús Mejía Cardoza, un anciano de 70 años que llegó desde las Cuevas de Talgua, en Catacamas, Olancho, al centro hospitalario. “Tengo problemas en la próstata, me dijeron que tenía que quedarme interno, ya tengo ocho días de estar esperando que me suban y me dicen que no hay camas allá arriba”, comentó Mejía. Estos relatos, que retratan el dolor de un pueblo desatendido por sus gobernantes, están grabados y pueden ser solicitados por el gobierno Lobo Sosa en cualquier momento. Mientras conversaba con EL HERALDO, el anciano colocó una bolsa roja bajo su cabeza, la que, según relató, le ha servido de almohada durante su larga semana de agonía. “Aquí tengo una sudadera, la metí en la bolsa para que no se me ensucie y me la pongo en la cabeza porque de estar mucho en el suelo me duele y eso me pone peor”, comentó Mejía. Agregó: “Me habían dado una camilla y un doctor me la quitó, dijo que iba a poner a una señora y que me fuera a una silla y en aquella silla un señor dijo que iban a poner oxígeno y que me quitará, entonces mejor me vine para acá (al suelo) para medio descansar”. Con la voz ya quebrantada y sus ojos llenos de lágrimas, el anciano lamentó no poseer los recursos suficientes para ser atendido en una clínica privada. “Yo veo muy injusto esto, es cierto que somos pobres pero no somos animales, somos seres humanos, aquí solo Dios con uno, yo le pido a los gobernantes que se preocupen por esto porque la Constitución dice que el Estado se organiza para favorecer a los pobres y no a los más ricos”, comentó. Añadió: “Yo se que la economía no está muy buena, pero la verdad es que deberían hacer un esfuerzo en la austeridad administrativa, el latrocinio es lo que nos mata, aquí un servidor del Estado agarra un millón y dicen solo era un millón y el otro que solo eran cinco millones, como que si fueran cinco centavos los que se roban”.FUENTE